lunes, 10 de noviembre de 2014

El amor en los tiempos del cólera

Complemento para la novela "El Amor en los tiempos del cólera", de Gabriel García Márquez.



https://www.youtube.cohttps://www.youtube.com/watch?v=5P-g9ghBloIm/watch?v=5P-g9ghBloI 


https://www.youtube.com/watch?v=a4VrDy43bK4

Hay amores: 

https://www.youtube.com/watch?v=5h102eY7K5Y








 La Diosa Coronada, de Leandro José Díaz Duarte

viernes, 29 de agosto de 2014

Jorge Debravo




Jorge Debravo fue un poeta oriundo de Costa Rica, nacido en Turrialba en el año 1938 y fallecido en San José en 1967, en un fatal accidente automovilístico.
Sus padres padecían muchas carencias y Jorge se vio forzado a trabajar la tierra cuando apenas era un niño. Ya desde su infancia la vida lo obligó a quemar etapas esenciales para el desarrollo de una persona, aunque esto no impidió que se interesara por la instrucción académica, la cual recién comenzó a recibir en su adolescencia, por propia voluntad. Cabe mencionar que para ese entonces ya dominaba la escritura y la lectura, habiendo estudiado por su cuenta. A pesar de haber recibido mucha ayuda por parte de la escuela, debió abandonar la cursada a los pocos años, para priorizar nuevamente el trabajo remunerado. En esa época, colaboró con el diario El Turrialbeño y, más tarde, fundó dos círculos poéticos.
Su obra, en su mayoría inédita, es un viaje por temáticas tales como las clases bajas y la discriminación, muy relevantes para él. Algunos de sus títulos publicados son "Milagro abierto", "Consejos para Cristo al comenzar el año" y "Los nuevos ojos", editado luego de su fallecimiento.


Nosotros los Hombres

Vengo a buscarte, hermano, porque traigo el poema,
que es traer el mundo a las espaldas.
Soy como un perro que ruge a solas, ladra
a las fieras del odio y de la angustia,
echa a rodar la vida en mitad de la noche.

Traigo sueños, tristezas, alegrías, mansedumbres,
democracias quebradas como cántaros,
religiones mohosas hasta el alma,
rebeliones en germen echando lenguas de humo,
árboles que no tienen
suficientes resinas amorosas.

Estamos sin amor, hermano mío,
y esto es como estar ciegos en mitad de la tierra.

Traigo muertes para asustar a todos
los que juegan con muertes.
Vidas para alegrar a los mansos y tiernos,
esperanzas y uvas para los dolorosos.
Pero traigo ante todo
un deseo violento de abrazar,
atronador y grande
como tormenta oceánica.

Quiero hacer con los brazos
un solo brazo dulce
que rodee la tierra.

Yo deseo ante todo, que la vida sea nuestra
como el agua y el viento.
Que nadie tenga nunca más patria que el vecino.
Que nadie diga más la finca mía, el barco...
sino la finca nuestra, de Nosotros los Hombres.